
En un rincón suspendido entre lo tangible y lo etéreo, una luz modular danza, creando sombras que son ecos de ciudades invisibles. La mesa de cristal, como una ciudad en miniatura, refleja sueños fragmentados, mientras las paredes murmuran secretos de un pasado que nunca fue.
En un rincón suspendido entre lo tangible y lo etéreo, una luz modular danza, creando sombras que son ecos de ciudades invisibles. La mesa de cristal, como una ciudad en miniatura, refleja sueños fragmentados, mientras las paredes murmuran secretos de un pasado que nunca fue.