
En un rincón donde la luz se filtra a través de puertas inmaculadas, la mesa de mármol se erige como un monumento a la simplicidad. Aquí, el silencio se siente como un jazz lejano, mientras los muebles aguardan una historia que aún no ha comenzado a escribirse.
En un rincón donde la luz se filtra a través de puertas inmaculadas, la mesa de mármol se erige como un monumento a la simplicidad. Aquí, el silencio se siente como un jazz lejano, mientras los muebles aguardan una historia que aún no ha comenzado a escribirse.