
En un rincón acogedor, la luz suave juega con las sombras de un árbol decorado, mientras el fuego crepita en la chimenea. Las sillas, como cómplices, invitan a la conversación, y el frío exterior queda a un susurro de distancia. Aquí, el tiempo se detiene.
En un rincón acogedor, la luz suave juega con las sombras de un árbol decorado, mientras el fuego crepita en la chimenea. Las sillas, como cómplices, invitan a la conversación, y el frío exterior queda a un susurro de distancia. Aquí, el tiempo se detiene.