

En un rincón donde los sueños se entrelazan con la realidad, la suavidad del terciopelo verde se encuentra con la frialdad del mármol. Las flores marchitas son un recordatorio de que incluso la belleza es efímera, ¿no es acaso un lujo triste vivir en un mundo de esplendor?
En un rincón donde los sueños se entrelazan con la realidad, la suavidad del terciopelo verde se encuentra con la frialdad del mármol. Las flores marchitas son un recordatorio de que incluso la belleza es efímera, ¿no es acaso un lujo triste vivir en un mundo de esplendor?