
En este salón, donde el arte se entrelaza con la vida cotidiana, cada objeto parece susurrar su historia. Las paredes, vestidas de un verde exuberante, son como un abrazo de la naturaleza, mientras que el brillo del candelabro se burla del caos colorido. Aquí, la armonía es un capricho.
En este salón, donde el arte se entrelaza con la vida cotidiana, cada objeto parece susurrar su historia. Las paredes, vestidas de un verde exuberante, son como un abrazo de la naturaleza, mientras que el brillo del candelabro se burla del caos colorido. Aquí, la armonía es un capricho.