

En este rincón del ático, la luz se cuela a través de la ventana, acariciando las suaves flores en las paredes. Un escritorio de madera, elegante y funcional, invita a soñar, mientras las almohadas desordenadas susurran secretos de noches de insomnio y versos aún no escritos.
En este rincón del ático, la luz se cuela a través de la ventana, acariciando las suaves flores en las paredes. Un escritorio de madera, elegante y funcional, invita a soñar, mientras las almohadas desordenadas susurran secretos de noches de insomnio y versos aún no escritos.