

En el crepúsculo del otoño, los árboles se visten de fuego, mientras la casa de campo, con su piel de piedra, susurra secretos de tiempos pasados. La vida se despliega entre la belleza y la decadencia, como un jardín de flores marchitas que aún anhelan la luz.
En el crepúsculo del otoño, los árboles se visten de fuego, mientras la casa de campo, con su piel de piedra, susurra secretos de tiempos pasados. La vida se despliega entre la belleza y la decadencia, como un jardín de flores marchitas que aún anhelan la luz.