
En un rincón del hogar, un sofá se despliega como un mapa de sueños fragmentados, donde cada almohada es un universo en miniatura. Las paredes, espejos de la memoria, vibran con ecos de la naturaleza, mientras que el vacío se convierte en un lienzo, esperando ser pintado por las historias aún no contadas.
En un rincón del hogar, un sofá se despliega como un mapa de sueños fragmentados, donde cada almohada es un universo en miniatura. Las paredes, espejos de la memoria, vibran con ecos de la naturaleza, mientras que el vacío se convierte en un lienzo, esperando ser pintado por las historias aún no contadas.