
En un espacio donde la luz se desliza como un susurro, las paredes son testigos de historias no contadas. Muebles que parecen flotar, un tapiz de sueños, y en cada rincón, la promesa de un mañana. Aquí, el tiempo se pliega, como en las ciudades invisibles de Calvino.
En un espacio donde la luz se desliza como un susurro, las paredes son testigos de historias no contadas. Muebles que parecen flotar, un tapiz de sueños, y en cada rincón, la promesa de un mañana. Aquí, el tiempo se pliega, como en las ciudades invisibles de Calvino.