

En una casa moderna turca, las lámparas de oro cuelgan como estrellas caídas, mientras los almohadones, con sus colores vibrantes, son un grito de alegría en un mundo que prefiere el gris. La opulencia es un arte, pero el vacío es su maestro.
En una casa moderna turca, las lámparas de oro cuelgan como estrellas caídas, mientras los almohadones, con sus colores vibrantes, son un grito de alegría en un mundo que prefiere el gris. La opulencia es un arte, pero el vacío es su maestro.