

En un rincón donde el aire susurra secretos, se despliega la opulencia del desdén: un lecho de terciopelo y almohadas de colores, como un jardín marchito en busca de luz. Aquí, la decadencia se viste de gala, recordándonos que lo efímero es la verdadera joya de la existencia.
En un rincón donde el aire susurra secretos, se despliega la opulencia del desdén: un lecho de terciopelo y almohadas de colores, como un jardín marchito en busca de luz. Aquí, la decadencia se viste de gala, recordándonos que lo efímero es la verdadera joya de la existencia.